viernes, 20 de junio de 2014

Honoris Causa

Cierto. Estoy teniendo esto bastante abandonado. Pero ya dije desde un principio que tenía poco que contar. Hoy vuelvo radiante, dedicando este post a lo que podría decir que ha sido mi droga durante... ¿mes y medio? Breaking Bad. Y evidentemente, ahora estoy con el mono.

Después de recibir muuuucha insistencia desde mis alrededores, decidí que tenía que plantearme seriamente el ver esta serie. Siempre estoy buscando algo a lo que engancharme (que yonki) así que decidí lanzarme. Sólo puedo decir que ha sido una de las mejores decisiones que he tomado.

Una serie donde desde el primer hasta el último personaje son magistrales, actuaciones brutales y una banda sonora que enamora. La evolución del entrañable Walter White transformándose en el poderoso Heisenberg... en fin, una obra de arte. Siempre hemos tenido muy clara la línea que separa el bien del mal, el bueno del malo. Estoy segura que todo aquel que haya visto Breaking Bad ahora ya no lo tiene tan claro.

Así que me declaro oficialmente FAN. Y como tal, indagando por internet he encontrado muchas ideas para mezclar mis habilidades culinarias (pequeñas, aún soy muy amateur) y mi fanatismo por la meta azul (ya me entendéis). Aquí os dejo unas fotillos de mis BLUE METH CUPCAKES, rellenos de fresa, no aptos para diabéticos (I'm sorry, pero es la mejor mierda que he probado).




Así que, con estos cupcakes de metanfetamina con el 99.1% de pureza y un sentimiento de vacío después de terminar la serie (que no sé si alguna otra podra volver a llenar), me despido. Agradeciendo a aquellos que me obligaron a verla y reomendándola a todos aquellos que aún no habéis tenido el placer de verla. 

Sí, es un placer.  




viernes, 18 de abril de 2014

Hallo! He vuelto

Como una buena profesora en paro, vivo de bajas varias y suplencias. A esto le sumamos un viajecito bien merecido de 10 días a Alemania y el resultado es: nada de tiempo y ni rastro de blog. En estos días de ausencia me ha dado tiempo de muchas cosas, ¡hasta de cumplir años!

Así que, SÍ, después de una gastroenteritis y un año más de sabiduría para mi cuerpecito, decidí regalarme una visita al xurri viajero. Con una maletita llena de ropa, jamón ibérico y muuuuuchos calcetines, llegué a mi destino: Darmstadt. La ciudad tiene su encanto, la verdad. Yo esperaba encontrarme con cuatro casas, mucho verde y hasta alguna que otra cabra, pero para mi sorpresa, es una ciudad grande y muy tecnológica (que las puertas se abrieran solas me cautivó desde el minuto 1, igual que tener que entrar a la biblioteca sin chaqueta y sin mochila, solamente con una bolsa de plástico transparente, para que todos sepan lo que piensas hacer). Ciudad Erasmus donde las haya: llena de jóvenes y de fiesta everyday.

El tema de no picar ticket en el transporte público me ha calado, igual que el de devolver las botellas para que te devuelvan dinero (o tickets de descuento en el super, que también te apañan). Cómo se lo montan en Alemania tu. El precio (y tamaño) de las birras hacen un poco más llevadera la dura vida del Erasmus. Tantísimas horas de estudio, biblioteca, tesis sin parar, sin tiempo para salir a tomar el aire (fresquito por cierto) agradecen una cervecita de vez en cuando, pero poca eh!! que en Alemania se bebe muy poco.

A pesar de algunos contratiempos con el idioma (dificultades al pedir agua sin gas y frustración al no entender ni papa), también he sido una buena turista. Al buscar "Darmstadt" en google, una de las fotos más repetidas es la de Wald-Spirale, un complejo residencial muy peculiar, que llama la atención porque no tiene nada que ver con todo lo que hay alrededor. En Barcelona tendríamos el símil (un poco chungo) de que es muy estilo "Gaudí". Como buena guiri, ahí estuve yo (Albert no se considera guiri, ya es todo un alemanito).
Wald-Spirale
Posing en Wald-Spirale


Como regalo de cumpleaños, visitamos Limburg, un pueblo de cuento lleno de casitas típicas y aprovechamos para hacer una comida typical German. Me declaro fan INCONDICIONAL de las Brezel (también llamadas Pretzel) que son una especie de panecillos salados, RIQUÍSIMOS.
Limburg
Vistas desde la habitación del hotel

I love Brezel
Albert y su "quintillo"

La siguiente parada fue Mainz. Una ciudad bonita pero que tampoco nos despertó nada especial a ninguno de los dos. Quizás fue que el típico tiempo Alemán no nos dejó disfrutar del todo (tan pronto hace sol y el calorcito incita a todos los alemanes a despelotarse y tirarse en el césped, como te llega una nube de esas guapas que te suelta el chaparrón y se larga, o aparece el viento de Siberia que te deja congeladito, todo en un par de horas).
Mainz


Letzte halt: Frankfurt. Dos mundos en uno: zona financiera, rascacielos y mucha gente con traje (mucho bussiness) y pueblo con casitas típicas lleno de zonas verdes. Visita obligada al Maintower, uno de los edificios más altos de la ciudad (240 metros, 56 pisos) con un ascensor que te peta los oídos a la velocidad de 18km/h. Las vistas no decepcionan (aunque no seas un apasionado de las alturas, como yo).

(Sí, y yo con tapones)

Vistas desde Maintower

Una visita que tampoco podíamos perdernos (sobre todo yo que soy amante de los centros comerciales) era a la escalera mecánica más larga de Europa, en el My Zeil y sube unas 5 alturas (luego te obligan a recorrerte el centro comercial enterito para poder bajar) pero oye, ¡qué ilu te hace subir!

La reina de las escaleras mecánicas

Y antes de dejar Frankfurt, no podemos olvidarnos de la antigua ópera y la plaza principal, entre otros. Además de un puente lleno de candados de amor (yo ya conocía esa tradición en otros sitios) que nos hizo plantearnos una teoria: Allí van los enamorados a plasmar su amor infinito con un candado que será para siempre (se supone). Si la pareja se rompe (que será en el 99,9% de casos), ¿se ha de volver para abrir el candado y, por ejemplo, tirarlo al río? Sería lo lógico, ¿no?

Plaza principal de Frankfurt

Puente del amor ilógico


Y con esto y un bizcocho, se pasaron los diez días y tocaba volver a casa (sin ningunas ganas). Después de asistir a mi primera "fiesta de erasmus" y sobrevivir, después de una limpieza general y varias cosas más, vuelta a la rutina Barcelonesa. Así que, con lágrimas en los ojos (además de verdad, que soy muy sensible), vuelta a casa y hasta la próxima, que será dentro de muy poco (sí Albert sí, no te librarás de mi tan fácilmente).

Danke schön, tschüss!!

domingo, 23 de marzo de 2014

¡Yo también quiero ser bloguera!

Que sí, que sí, que yo también quiero ser una bloguera (o una "blogger" que suena más cool). Y es que ahora resulta que la última tendencia es tener un blog. Pues ala, ya he dado el paso clave para ser una moderna. 

A diferencia de lo que vienen siendo la gran mayoría de los blogueros del planeta, yo no tengo demasiado que contar. Así que, si crees que aquí vas a encontrar un montón de fotos mías enseñando mis trapos (o como dicen las "bloggers" auténticas : mis outfits), lo llevas realmente jodido. Puedo ser moderna pero no soy tan fashion. En realidad, este blog ha nacido gracias a la mezcla explosiva de quedarse sin trabajo y que tu novio viajero decida pegarse la vidorra en un Erasmus durante 6 meses. ¿Qué significa? Mucho tiempo libre.

Así que sin más preámbulos, este blog queda inaugurado. Sin saber qué explicar ni cómo hacerlo y escribiendo durante un Clásico (Madrid- Barça), razón por la cual es más que probable que nadie lea esto.

¡Éxito asegurado!