sábado, 16 de enero de 2021

ALIEN - Dennis Lloyd

No sé bien bien qué hago aquí. Después de tantos años sin escribir he vuelto a tener esa sensación. Esa sensación que te aprieta el estómago y sube por tu garganta hasta provocar una arcada inmensa que te hace vomitar todos los pensamientos y sentimientos que llevabas dentro, guardados bajo llave. 

Pero esta vez es muy distinta a todas las demás. No sé por qué. Quizás porque mi vida ya no es la misma. YO ya no soy la misma. Y han pasado tantas cosas, que creo que podría escribir una novela, cosa que espero poder lograr algún día. Aunque hoy me limitaré, únicamente a escupir y vomitar, soltando aquello que me ha hecho despertarme hoy con la mente más inquieta que de costumbre.

No me gustaría cambiar el sentido de este blog, me encanta tomarme con humor absolutamente todo lo que pasa a mi alrededor y creo que todo aquel que me conoce, puede dar constancia de ello. Pero también es cierto que a veces hay que dar espacio para aquellas reflexiones (sean más o menos profundas) a las que seguramente nadie le harán ni puta gracia. Probablemente, a mí la primera. Pero como digo, de vez en cuando aparece esa arcada de la que no puedes desprenderte hasta que vomitas. Y lo siento por la metáfora, puede que no sea la más poética pero sí la más acertada.

El caso es que últimamente vivo en una montaña rusa. Por norma general, me encanta la intensidad (o eso me dicen) y a medida que me voy conociendo mejor, lo voy comprobando. Creo que nunca antes me había dedicado tanto tiempo a conocerme, a saber de mí. Y la verdad es que me estoy sorprendiendo. Resulta que soy intensa hasta la médula, ya sea para bien o para mal. Eso hace que tenga días en los que me encante la velocidad, notar el viento en la cara, despeinando el poco pelo que tengo. Gritando de emoción y disfrutando del punto más alto de la mejor atracción del parque donde resido actualmente. Hay otros días, que tanta intensidad y velocidad hacen que me acabe mareando y se produzcan las arcadas que me hacen vomitar. He llegado a la conclusión de que hoy es uno de esos días.

Y es que hoy no entiendo nada. No entiendo nada de lo que pasa a mi alrededor. No me entiendo a mí. Vivir en medio de una pandemia no ha hecho de todo esto algo más sencillo, sino todo lo contrario. Pero a mí nunca me gustaron las cosas fáciles, así que lo tomaré como una curva muy cerrada que la vida ha querido poner en mi montaña rusa para que cuando termine, todo haya sido mucho más emocionante.

Cómo ya he dicho, estoy aprendiendo muchas cosas sobre mí. Además de la intensidad que tenía dormida y que está despertando sin tener demasiado en cuenta lo que se carga a su paso, he descubierto una dualidad curiosa que ya tenía presente desde siempre pero que, evidentemente, ahora siento que se está acentuando. Siempre he sentido mucha seguridad conmigo misma, soy consciente de mi valor como persona y me gusta ser como soy. Siempre he tenido mucho que ofrecer y a aquel o aquella a quien no le interese, seguramente pueda llegar a perderse cosas interesantes. El caso es que últimamente me siento rara. Extraña. Como un extraterrestre recién llegado. Y aquí entra la dualidad. Miro a mi alrededor y siento que no tengo claro dónde ubicarme. Ni cómo. Ni con quién. Es extraño sentir que una parte de ti sigue siendo igual pero en estos momentos no sientas encajar en el mundo. Varias veces me han dicho que soy un poco bicho raro y he de admitir, que hasta me siento un poco orgullosa de ello. Odio sentir que soy parte de un rebaño y me aburre ver que todo se ciñe a unos patrones precocinados desde las altas esferas de la sociedad. Eso hace que me guste sentirme diferente. Pero a la vez me hace sentir pequeña. Y vuelve mi dualidad. Ahora más que nunca me siento de otro planeta y no me identifico con muchas de las cosas con las que me encuentro en mi camino. Y tengo dudas, dudas sobre si seré lo que se espera de mí. Si cumpliré las expectativas. Si estaré a la altura. Cuando soy consciente de que las únicas expectativas que debo cumplir son las mías propias. Crecer como persona y quererme cada día más.

Supongo que es normal sentirse así de vez en cuando. Lo que no sé si es tan normal es sentir esta necesidad de vomitarlo, de compartirlo. Sin ser consciente de a qué manos llegará ni si a alguien podrá interesarle e incluso, por qué no, ayudarle. Si has leído hasta aquí y te ha dado una de esas arcadas, puedes vomitarme lo que te apetezca. No soy de esas personas que juzgan, o al menos lo intento. Y si prefieres dejarlo bajo llave, espero que eso no te provoque ningún malestar. A decir verdad, aunque de vez en cuando nos agrade la idea de que alguien nos aguante el pelo y nos acompañe, la mayoría de las veces, preferimos vomitar a solas.






lunes, 2 de octubre de 2017

Cuando callar no es una opción.

Pues sí. Aquí estoy otra vez. Y lamentablemente vuelvo porque me siento con la obligación de hacerlo. Sea mi vida más o menos interesante, no soy de las que van publicando sus cosas más íntimas y personales aunque a veces me guste comentar chorradas varias (y ciertas) con un toque de humor. Pero llega un punto en el que una se cansa de escuchar absurdeces y de leer bobadas y entonces siente la necesidad de vomitar todo lo que lleva pensando y sintiendo durante mucho tiempo. Así que me dispongo a empezar:

Destacaré que hablo sobre MI experiencia, MIS sentimientos y MIS opiniones y que cualquier comentario, pensamiento o actitud sexista, fascista, homófoba, xenófoba o racista no será bienvenida en este blog. Tampoco en mis redes sociales y mucho menos en mi círculo de amistades. Gracias.

A estas alturas todos estamos al corriente sobre la situación que vivimos en Catalunya (sí, lo escribo en català que se entiende igual de bien y bonito). Aunque algunos no quieran enterarse y otros lo hagan a medias. Pues bien, el tema es que soy catalana y me encanta serlo. No puedo estar más orgullosa de haber nacido en esta preciosa tierra y haber podido crecer aquí. 

No soy catalanoparlante (aunque sí bilingüe) y las raíces de mi família son Extremeñas y Andaluzas. Me he criado en un barrio obrero donde la gran mayoría de familias provienen de immigrantes que llegaron a Catalunya en busca de una vida mejor. En mi casa siempre ha venido Santa Claus y los Reyes Magos, aunque éstos han sido los únicos reyes que me han gustado en la vida. No me sé "Els Segadors" (aunque reconozco que me avergüenzo un poco de ello). Y mi padre (y la mitad de mi familia) es del Real Madrid. Y no por ello me siento menos catalana. 

Pero es que además, la vida te hace preciosos regalos que te ayudan a comprender mucho mejor si cabe el mundo y la sociedad que te rodea. Y que también te ayudan a formarte como persona y mejorar cada día un poco más. Y ese regalo tan preciado que me ha hecho la vida tiene nombre y apellidos. Resulta que un día tonto me acabé enamorando de alguien que, además de ser muy diferente a mí en muchos aspectos habla siempre en català. Igual que tooooooda su familia. Y en su casa siempre han recibido la visita del TIÓ. Y todos se saben "Els Segadors". Y, obviamente, todos son del Barça. Y gracias a él y a toda su familia, yo me siento todavía más catalana si se puede.

En cuanto a política, nunca me ha interesado y, con todos mis respetos hacia mis amigos politólogos, me aburre y me entristece sentir que el poder corrompe. Sin más. Por esa razón nunca me he posicionado y mucho menos me he declarado independentista. Pero entonces pasan cosas. Cosas menos importantes y luego, cosas más gordas. Cosas que parecen extraídas de películas de ciencia ficción, o mejor dicho, de documentales de hace más de 40 años. Y piensas. Y creces. Y piensas más. Y empiezas a sentirte posicionada, a veces hasta sin quererlo. Inevitablemente y de forma instantánea lo haces. El momento en el que sientes que ya no se habla de política sino de moral, ética y humanidad.

Y es que me he dado cuenta de que no quiero tener nada que ver con un país que vulnera los derechos de las personas, sea cual sea su posición, sexo, pensamiento, procedencia o idioma. Lo bonito de España es su diversidad y su pluralidad y se lo han cargado. Lo han roto todo. Y no hablo sólo de Catalunya. Todas las comunidades deberían de ser respetadas y valoradas. Por su cultura, sus tradiciones, su lengua y sobre todo, por su gente. Catalunya, País Vasco, Galicia... son solo ejemplos de la riqueza que se podría tener si unos cuantos se lo propusieran. Pero ya no, ahora es tarde. Y yo no quiero que mis hijos vivan lo que yo tuve que vivir ayer. Quiero que ellos puedan crecer en un país donde respeten y sean respetados, tolerantes y sobre todo, libres. Libres para ser como ellos quieran y para opinar lo que ellos quieran. Y también lo quiero para mi.


domingo, 29 de enero de 2017

HELLO, IT'S ME (AGAIN)

Joder, esto va de mal en peor. Cuánto más me propongo algo, menos lo consigo hacer. Primero con el tema de cerrar asuntos pendientes (empezando con este blog). A la vista está el fracaso total, dos años después se me ocurre que puedo explicar algo a la nada, con lo motivadora que fue mi última entrada. Y  bueno, no hablemos del deporte. El sentimiento deportista desapareció tan rápido como llegó. Ni un suspiro me ha durado la vena del fitness. Dos años después y puedo asegurar que mi momento en el mundo del deporte todavía no ha llegado. No nos vamos a engañar, creo que mi lado fitness no existe, lo busque por donde lo busque. De todas maneras, mi columna con escoliosis me obliga a replantearme cada día que llegará mi momento en el mundo de la natación. La "Mireia Belmonte" que hay en mí aflorará algún día y por fin podré estrenar el bañador que me compré hace un año y que aún está arrinconado junto a las mil aficiones incompletas de mi habitación.

Pero no todos los temas de mi vida están estancados. He volado, he salido del nido y ahora soy toda una "ama de casa" moderna. Y encima tengo curro full time aunque el contrato indefinido no lo vaya a ver ni en pintura. Además, le he dado un giro a mi alimentación e intento comer lo más sano posible. Adiós a los lácteos y las carnes rojas. Hasta luego a los azúcares (en medida de lo posible y con algún que otro capricho, of course). Aún tengo mucho por estudiar y aprender pero de momento hasta compro en Veritas

Y cómo no, siempre con cosas rondándome por esta cabecita. Pensando en la vida en general y en lo que realmente vivimos y disfrutamos de ella. Vivimos para trabajar y eso nos agota la energía para poder disfrutar de muchas otras cosas. Cosas pequeñas (o grandes), pero mucho más importantes. Ojo, que me pongo seria y se me va de las manos.

Y vosotros, ¿qué pensáis? ¿Lo dejaríais todo para cambiar de vida? Yo cada día tengo más clara la respuesta.

jueves, 7 de mayo de 2015

HALLELUJAH!!

Sí, he vuelto. Resulta que tenía menos cosas que contar de las que pensaba (y el listón estaba bastante bajo, la verdad). Qué triste. Pero miremos el lado positivo, después de un año sin escribir, ahora tengo algunas cosas que contar (que no significa que sean más interesantes). He de admitir que alguna que otra petición popular también me ha influenciado a la hora de tomar la decisión de volver. Y me ha halagado la idea de que haya quien disfrute con mis tonterías. Hay gente para todo, y yo que me alegro.

En fín, en mi último post hablé sobre el viaje-visita al Erasmus Alemán del xurri viajero y desde entonces han pasado varias cosas más:

PRIMERA COSA IMPORTANTE: He pasado de profesora en paro a pluriempleada. ¡Qué suerte tu! Y es que una no puede quejarse cuando además, hace lo que le gusta. Así que ahora ya soy una curranta, de esas que se van a dormir prontito para madrugar a la mañana siguiente. Joder, que responsable y qué mayor me siento. MAYOR. Eso me lleva al segundo punto.

SEGUNDA COSA MENOS IMPORTANTE ( para mí lo suficiente): Y es que he llegado a los 25. Los 25 años son importantes, ¿no? Es hora de empezar a madurar, a tener responsabilidades y a plantearte un poco lo que piensas hacer con tu vida. Por eso yo (y los que me rodean, de la misma quinta) hemos decidido que este año es especial, que hay que celebrarlos bien, que ya es hora de volar. Debatimos y reflexionamos de la vida como buenos adultos en casa de nuestros padres.

TERCERA COSA SUPER IMPORTANTE: He decidido acabar lo que empiezo, o al menos retomarlo. Y lo primero es este blog. Soy una experta en empezar multitud de cosas y cansarme (a veces incluso antes de empezarlas) y dejarlas a medias. Mi cuarto es una prueba de ello. Múltiples instrumentos quedan arrinconados en mi habitación esperando a que me digne en aprender a tocar alguno. Se han hecho íntimos amigos de las tablas de snow y de skate y de los patines que de vez en cuando saco del armario para que parezca que los uso. Pero esto se acabó. Ahora soy una mujer nueva. Sí, una mujer. Y tengo 25 años así que ya me toca. Este cambio de chip también me ha obligado a retomar la idea que me surgió hace unos meses de hacer algo de ejercicio (fracaso total). Pero esta vez no, lo conseguiré.
Para ello le he pedido ayuda a mi amiga "la cabra montesa", a la que le acabo de agenciar ese nombre con todo mi amor porque se pasa los días subiendo montañas y ese es ahora su hábitat natural. "Yo lo que quiero es poner el culo duro, que no se me caiga" le he dicho, y ella me ha recomendado un plan de entrenos. ¡¡Perfecto!! El plan era empezar el lunes (pasado) y como objetivo principal, durar un mes. El lunes que viene comienzo, lo juro. Esta semana me ha sido un poco difícil pero prometo que lo haré, que ya soy una mujer con responsabilidades. 

De todas maneras, esta vez es distinta. Noto que está aflorando en mí un espíritu deportista. Soy de las que sube las escaleras mecánicas por la izquierda. Sí, sí, de las que dan rabia. De esas que te adelantan caminando (a veces hasta incluso rápido) como si de conseguir una pole position se tratara. Esa soy yo, puro deporte. 

viernes, 20 de junio de 2014

Honoris Causa

Cierto. Estoy teniendo esto bastante abandonado. Pero ya dije desde un principio que tenía poco que contar. Hoy vuelvo radiante, dedicando este post a lo que podría decir que ha sido mi droga durante... ¿mes y medio? Breaking Bad. Y evidentemente, ahora estoy con el mono.

Después de recibir muuuucha insistencia desde mis alrededores, decidí que tenía que plantearme seriamente el ver esta serie. Siempre estoy buscando algo a lo que engancharme (que yonki) así que decidí lanzarme. Sólo puedo decir que ha sido una de las mejores decisiones que he tomado.

Una serie donde desde el primer hasta el último personaje son magistrales, actuaciones brutales y una banda sonora que enamora. La evolución del entrañable Walter White transformándose en el poderoso Heisenberg... en fin, una obra de arte. Siempre hemos tenido muy clara la línea que separa el bien del mal, el bueno del malo. Estoy segura que todo aquel que haya visto Breaking Bad ahora ya no lo tiene tan claro.

Así que me declaro oficialmente FAN. Y como tal, indagando por internet he encontrado muchas ideas para mezclar mis habilidades culinarias (pequeñas, aún soy muy amateur) y mi fanatismo por la meta azul (ya me entendéis). Aquí os dejo unas fotillos de mis BLUE METH CUPCAKES, rellenos de fresa, no aptos para diabéticos (I'm sorry, pero es la mejor mierda que he probado).




Así que, con estos cupcakes de metanfetamina con el 99.1% de pureza y un sentimiento de vacío después de terminar la serie (que no sé si alguna otra podra volver a llenar), me despido. Agradeciendo a aquellos que me obligaron a verla y reomendándola a todos aquellos que aún no habéis tenido el placer de verla. 

Sí, es un placer.  




viernes, 18 de abril de 2014

Hallo! He vuelto

Como una buena profesora en paro, vivo de bajas varias y suplencias. A esto le sumamos un viajecito bien merecido de 10 días a Alemania y el resultado es: nada de tiempo y ni rastro de blog. En estos días de ausencia me ha dado tiempo de muchas cosas, ¡hasta de cumplir años!

Así que, SÍ, después de una gastroenteritis y un año más de sabiduría para mi cuerpecito, decidí regalarme una visita al xurri viajero. Con una maletita llena de ropa, jamón ibérico y muuuuuchos calcetines, llegué a mi destino: Darmstadt. La ciudad tiene su encanto, la verdad. Yo esperaba encontrarme con cuatro casas, mucho verde y hasta alguna que otra cabra, pero para mi sorpresa, es una ciudad grande y muy tecnológica (que las puertas se abrieran solas me cautivó desde el minuto 1, igual que tener que entrar a la biblioteca sin chaqueta y sin mochila, solamente con una bolsa de plástico transparente, para que todos sepan lo que piensas hacer). Ciudad Erasmus donde las haya: llena de jóvenes y de fiesta everyday.

El tema de no picar ticket en el transporte público me ha calado, igual que el de devolver las botellas para que te devuelvan dinero (o tickets de descuento en el super, que también te apañan). Cómo se lo montan en Alemania tu. El precio (y tamaño) de las birras hacen un poco más llevadera la dura vida del Erasmus. Tantísimas horas de estudio, biblioteca, tesis sin parar, sin tiempo para salir a tomar el aire (fresquito por cierto) agradecen una cervecita de vez en cuando, pero poca eh!! que en Alemania se bebe muy poco.

A pesar de algunos contratiempos con el idioma (dificultades al pedir agua sin gas y frustración al no entender ni papa), también he sido una buena turista. Al buscar "Darmstadt" en google, una de las fotos más repetidas es la de Wald-Spirale, un complejo residencial muy peculiar, que llama la atención porque no tiene nada que ver con todo lo que hay alrededor. En Barcelona tendríamos el símil (un poco chungo) de que es muy estilo "Gaudí". Como buena guiri, ahí estuve yo (Albert no se considera guiri, ya es todo un alemanito).
Wald-Spirale
Posing en Wald-Spirale


Como regalo de cumpleaños, visitamos Limburg, un pueblo de cuento lleno de casitas típicas y aprovechamos para hacer una comida typical German. Me declaro fan INCONDICIONAL de las Brezel (también llamadas Pretzel) que son una especie de panecillos salados, RIQUÍSIMOS.
Limburg
Vistas desde la habitación del hotel

I love Brezel
Albert y su "quintillo"

La siguiente parada fue Mainz. Una ciudad bonita pero que tampoco nos despertó nada especial a ninguno de los dos. Quizás fue que el típico tiempo Alemán no nos dejó disfrutar del todo (tan pronto hace sol y el calorcito incita a todos los alemanes a despelotarse y tirarse en el césped, como te llega una nube de esas guapas que te suelta el chaparrón y se larga, o aparece el viento de Siberia que te deja congeladito, todo en un par de horas).
Mainz


Letzte halt: Frankfurt. Dos mundos en uno: zona financiera, rascacielos y mucha gente con traje (mucho bussiness) y pueblo con casitas típicas lleno de zonas verdes. Visita obligada al Maintower, uno de los edificios más altos de la ciudad (240 metros, 56 pisos) con un ascensor que te peta los oídos a la velocidad de 18km/h. Las vistas no decepcionan (aunque no seas un apasionado de las alturas, como yo).

(Sí, y yo con tapones)

Vistas desde Maintower

Una visita que tampoco podíamos perdernos (sobre todo yo que soy amante de los centros comerciales) era a la escalera mecánica más larga de Europa, en el My Zeil y sube unas 5 alturas (luego te obligan a recorrerte el centro comercial enterito para poder bajar) pero oye, ¡qué ilu te hace subir!

La reina de las escaleras mecánicas

Y antes de dejar Frankfurt, no podemos olvidarnos de la antigua ópera y la plaza principal, entre otros. Además de un puente lleno de candados de amor (yo ya conocía esa tradición en otros sitios) que nos hizo plantearnos una teoria: Allí van los enamorados a plasmar su amor infinito con un candado que será para siempre (se supone). Si la pareja se rompe (que será en el 99,9% de casos), ¿se ha de volver para abrir el candado y, por ejemplo, tirarlo al río? Sería lo lógico, ¿no?

Plaza principal de Frankfurt

Puente del amor ilógico


Y con esto y un bizcocho, se pasaron los diez días y tocaba volver a casa (sin ningunas ganas). Después de asistir a mi primera "fiesta de erasmus" y sobrevivir, después de una limpieza general y varias cosas más, vuelta a la rutina Barcelonesa. Así que, con lágrimas en los ojos (además de verdad, que soy muy sensible), vuelta a casa y hasta la próxima, que será dentro de muy poco (sí Albert sí, no te librarás de mi tan fácilmente).

Danke schön, tschüss!!

domingo, 23 de marzo de 2014

¡Yo también quiero ser bloguera!

Que sí, que sí, que yo también quiero ser una bloguera (o una "blogger" que suena más cool). Y es que ahora resulta que la última tendencia es tener un blog. Pues ala, ya he dado el paso clave para ser una moderna. 

A diferencia de lo que vienen siendo la gran mayoría de los blogueros del planeta, yo no tengo demasiado que contar. Así que, si crees que aquí vas a encontrar un montón de fotos mías enseñando mis trapos (o como dicen las "bloggers" auténticas : mis outfits), lo llevas realmente jodido. Puedo ser moderna pero no soy tan fashion. En realidad, este blog ha nacido gracias a la mezcla explosiva de quedarse sin trabajo y que tu novio viajero decida pegarse la vidorra en un Erasmus durante 6 meses. ¿Qué significa? Mucho tiempo libre.

Así que sin más preámbulos, este blog queda inaugurado. Sin saber qué explicar ni cómo hacerlo y escribiendo durante un Clásico (Madrid- Barça), razón por la cual es más que probable que nadie lea esto.

¡Éxito asegurado!